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Un delegado fuera de lugar

Un delegado de Gobierno tiene las funciones de proteger el libre ejercicio de los derechos y libertades; garantizar la seguridad ciudadana y representar al Gobierno en la Comunidad de Madrid. No está para hacer oposición a Almeida y Ayuso.

Fue lamentable y vergonzoso su comportamiento en el Debate del Estado de la Ciudad, al que acudía en calidad de delegado, representante e invitado, convocar a los medios de comunicación cuando transcurría la celebración del debate.

Por educación y respeto a la institución, por educación y respeto al alcalde y a todos los grupos políticos, por educación y respeto a los intervinientes, no se puede convocar a la prensa mientras se está celebrando el pleno.

Mucho menos opinar sobre competencias que no son competencia de la Delegación del Gobierno y lo más grave insultar y cuestionar a quien cortésmente te invita a su casa.

Si lo que buscaba era protagonismo en el Partido Socialista de Madrid, si lo que pretendía era cuestionar el liderazgo de la señora Maroto, portavoz socialista en el Ayuntamiento, ni era el momento ni era el lugar. Si lo que pretende es liderar el socialismo en Madrid, que se presente a liderarlo. Criticando las palabras, los mensajes y anuncios del alcalde,  desautorizó a Reyes Maroto, desautorizó su intervención y desautorizó su estrategia.

Cuando la ideología pesa más que el cargo que se ostenta, cuando puede más la animadversión y la crispación que la conciliación, cuando uno no entiende por qué se le invita y para qué se le invita, o se disculpa o deja el cargo.

Ser representante del Gobierno de la Nación, no equivale a ser representante del odio de Pedro Sánchez a Madrid, por mucha amistad que se profesen.

Cuando alguien inicia su mandado al frente de la Delegación de Madrid, expresando que “Bildu ha hecho más por España que los patrioteros de pulsera”, lo dice todo sobre su persona.

Lo que es indiscutible que ni era el momento ni era el lugar para insultar al alcalde de Madrid. Lo que es indiscutible es que ha puesto en riesgo la relación institucional con el Ayuntamiento de Madrid y, por último, lo que es indiscutible es que ni la capital de España, ni todos los que vivimos en ella, nos merecemos a un delegado que ensalza asesinos y menosprecia a las víctimas del terrorismo.

 

Carlos Izquierdo

Portavoz